Cuando vi el tráiler de Coma (Koma, 2020) pensé que iba a ser otra americanada. Para bien y para mal lo es. La cinta rusa de Nikita Argunov tiene la impecable factura que solemos asociar a las producciones de Hollywood.
Es casi inevitable asociarla a Origen (Inception, 2010). Pero los excesos narrativos de Nolan no son replicados por la cinta rusa que en algunos momentos parece querer buscar el referente de Stalker (1979). Aunque el despliegue y el acelerado ritmo "moderno" impide que se acerque a la obra de Tarkovsky mas que como un pálido eco.