Ayer estrenamos por fin Far West: La Leyenda. Vuelve el salvaje oeste a nuestra mesa desde la primera vez, hace un lustro o así, con la primera edición del juego. Y vuelve también a las lides bloguísticas mi amigo Kythklaith, antiguo señor de La Alegre Tabernilla de Azathoth.
La crónica periodística, basada en el relato de los dos únicos agentes de la Union Pacific supervivientes, parece la de un plan bien elaborado y sin fisuras, medido al milímetro. Es gracioso cómo cambian los hechos dependiendo de quién los cuente... me ví obligado a lanzar la dinamita cuando tres agentes de la UP nos tenían acorralados, cuando la situación se volvió rápidamente en contra nuestra. El sistema de combate es letal de necesidad, en apenas dos turnos tres de los nuestros estábamos ya malheridos y echándole un pulso desesperado a la muerte, puesto que el que estaba peor de todos, e inconsciente, era el que iba bien de Primeros Auxilios. Tarde de tiradas extremas, buenas y malas, que acabó bien por los pelos.
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Ayer estrenamos por fin Far West: La Leyenda. Vuelve el salvaje oeste a nuestra mesa desde la primera vez, hace un lustro o así, con la primera edición del juego. Y vuelve también a las lides bloguísticas mi amigo Kythklaith, antiguo señor de La Alegre Tabernilla de Azathoth.
La crónica periodística, basada en el relato de los dos únicos agentes de la Union Pacific supervivientes, parece la de un plan bien elaborado y sin fisuras, medido al milímetro. Es gracioso cómo cambian los hechos dependiendo de quién los cuente... me ví obligado a lanzar la dinamita cuando tres agentes de la UP nos tenían acorralados, cuando la situación se volvió rápidamente en contra nuestra. El sistema de combate es letal de necesidad, en apenas dos turnos tres de los nuestros estábamos ya malheridos y echándole un pulso desesperado a la muerte, puesto que el que estaba peor de todos, e inconsciente, era el que iba bien de Primeros Auxilios. Tarde de tiradas extremas, buenas y malas, que acabó bien por los pelos.