Hola, muy buenos días a todos.
Aquí estoy con una nueva entrega de "La Ciudad bajo la Ciudad". La Batalla de los Marjales se acerca a su desenlace.
Hoy los ecos de "Deus vult" resuenan desde la Edad Media, mientras los camaradas de Uriah dejan de hacerle los coros y ocupan el centro de la escena.
…
Hola, muy buenos días a todos.
Aquí estoy con una nueva entrega de "La Ciudad bajo la Ciudad". La Batalla de los Marjales se acerca a su desenlace.
Hoy los ecos de "Deus vult" resuenan desde la Edad Media, mientras los camaradas de Uriah dejan de hacerle los coros y ocupan el centro de la escena.
"Comprendiendo lo que sus superiores se disponían a hacer, Jerome y Zacarías se alejaron un par de metros a cada lado. Ellos no habían avanzado lo suficiente en los misterios del Señor del Valor para llevar a cabo tal proeza. Aún así, se sumaron a la salmodia, alzando mazas, martillo y mangual a la luz de los soles.
—Luz que dispersa la oscuridad —entonaron todos a una—. Rayo que hiende el firmamento. Tormo el Justiciero. Martillo que dicta sentencia. Mirada que descubre la mentira. Tormo del Libro. Escudo que protege a los inocentes. Torreón que aleja a los sin ley. Tormo Espejo de Paladines. ¡Tu asistencia invocamos!
Era ya mediodía y en el campo de batalla no cesaba el derramamiento de sangre, cuando dos columnas de luz dorada, ribeteadas de relámpagos y acompañadas de sendos truenos descendieron del cielo. En su interior se adivinaba la blanca luz de los espíritus guerreros enviados en respuesta a sus plegarias. Tal era la intensidad de la energía divina que los sustentaba, que mirarlos directamente cegaba al imprudente. Sus armaduras emitían destellos plateados, sus armas refulgían como el oro, pero eran sus alas blancas, cargadas de energía eléctrica, las que no dejaban lugar a dudas sobre su naturaleza."