Quizá sea ese nuestro personaje predilecto, con el que nos identificamos, el elegido para desentrañar el enigma.
Con todo, podemos encontrar que la trama es mucho más sugerente y divertida, llegando a interesarnos más que el investigador.
¿Has traicionado alguna vez a tu propio personaje con tal de ver propagarse un complot hasta sus últimas consecuencias?