En 1943, en plena II Guerra Mundial, el legendario cantautor folk Woody Guthrie colocó una pegatina en su guitarra que decía: “Esta máquina mata fascistas”. Para mí, esa frase resume el potencial que tienen todas las formas de expresión artística para combatir el avance de las ideologías totalitarias, el racismo, el machismo o la xenofobia. También la responsabilidad que tienen los autores en esa lucha.