Dejo por aquí una traducción libre y resumida del articulo aparecido en blog de Grognardia dedicado al Manual de monstruos de Advanced Dungeons & Dragons y todo lo que en su momento evoco al autor del texto:
El primer libro de AD&D que tuve fue el Monster Manual. Lo compré con el dinero que me había dado mi abuela para las Navidades de 1979, encargándolo a través del catálogo de Sears. Cuando llegó mi ejemplar, a principios de enero de 1980, pasé horas enteras estudiando detenidamente su contenido. Aunque, por supuesto, me encantaba todo el material descriptivo que contenían las 112 páginas del libro, fueron las ilustraciones las que realmente se apoderaron de mi imaginación.
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Dejo por aquí una traducción libre y resumida del articulo aparecido en blog de Grognardia dedicado al Manual de monstruos de Advanced Dungeons & Dragons y todo lo que en su momento evoco al autor del texto:
El primer libro de AD&D que tuve fue el Monster Manual. Lo compré con el dinero que me había dado mi abuela para las Navidades de 1979, encargándolo a través del catálogo de Sears. Cuando llegó mi ejemplar, a principios de enero de 1980, pasé horas enteras estudiando detenidamente su contenido. Aunque, por supuesto, me encantaba todo el material descriptivo que contenían las 112 páginas del libro, fueron las ilustraciones las que realmente se apoderaron de mi imaginación.
Un aspecto de las ilustraciones del Manual de Monstruos que captó mi atención juvenil fue la frecuencia con la que representaban el miedo y la muerte.
Una y otra vez se ve esto a lo largo del libro: monstruos que asustan, dañan o matan a quienes se atreven a desafiarlos, a menudo en lugares inesperados.
Todo lo que aparecía en el Manual de Monstruos era una amenaza potencial para la vida y la integridad física, y no puedo expresar lo emocionante que era eso para mí como Dungeon Master en ciernes.
Aunque nunca fui un DM asesino, me encantaba ver las caras de horror de los jugadores cuando se daban cuenta de a qué se enfrentaban sus personajes. Descender a una mazmorra o adentrarse en la naturaleza se supone que debe ser aterrador hasta cierto punto. Gran parte del atractivo de juegos como D&D, especialmente para los jóvenes, es poder enfrentarse a esos sustos de forma vicaria.
Imagino que esa es una de las razones por las que las películas de terror siguen siendo tan populares, sobre todo a medida que el mundo real se vuelve cada vez más seguro e higienizado. Hay algo en nuestra naturaleza que atávicamente anhela, quizá incluso necesita, el miedo y el peligro. Los monstruos de los juegos de rol de fantasía deberían darnos la oportunidad de experimentar ambas cosas.